miércoles, 4 de junio de 2008

un Tracker "charrúa" en el 25 de Mayo


A fines de septiembre de 1971, marinos uruguayos operaron a bordo del portaaviones ARA 25 de Mayo, embarcando en un avión Tracker. Se trató de la primera vez en la vida operativa del buque argentino que se aceptaba un avión de otro país a bordo (excluyendo al Harrier embarcado en Inglaterra en 1969), y más aun, se dejara operar a pilotos extranjeros pero "hermanos" durante una Etapa de Mar de la Flota.

La idea de hacer un "aterrizaje en el mar" como lo denominaba la Armada Uruguaya comenzó hacia 1971, para sacar un mejor provecho de las operaciones conjuntas (UNITAS) y como alternativa para casos de emergencia en donde las bases terrestres empleadas en estos ejercicios presentaran condiciones desfavorables.
Por ello se cursaron pedidos formales a las Marinas de Argentina y Brasil (ambas con portaaviones) y aunque las dos dieron el visto bueno a la idea, finalmente se eligió a la Armada Argentina por su proximidad al Uruguay y su extensa relación de amistad.

Se seleccionaron tres oficiales aviadores, un mecánico y un operador antisubmarino, empleando el Grumman S-2A (A-851) para su despliegue a Cdte Espora. Así, se dio comienzo a un período de tres semanas de prácticas en tierra con espejo (en la pista simulada de Espora), completándose unos 300 aterrizajes en total.


Finalmente el 28 de septiembre de 1971, despegan seis aviones Tracker (5 argentinos mas el A-851) y ponen rumbo al PAL "25 de Mayo" que ya navegaba por las cercanías. El embarco duró 5 días, hasta el 2 de octubre, cuando el Tracker uruguayo retorna vía Trelew y Espora hasta su base habitual Capitán Curbelo.

foto Armada Uruguaya (vía Uruguay Militaria)


El objetivo se había cumplido, los tres pilotos calificaron en portaaviones, en otro gesto de hermandad entre Armadas vecinas. La operación se prolongó por espacio de un mes, entre el 4 de septiembre y el 3 de octubre, y los involucrados fueron:
* CC R. Cavallieri
* TN R. Goleroy
* TN Betancour
* Cbo J. Santos
* Mro M. Pereira
Fuentes: Revista PROA Nro.6 (mar/oct 2000)
Fotografias: colección Arturo Piñeiro

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